Kick the floor

lunes, 28 de enero de 2008

Nunca te acuestas sin saber nada nuevo. Sin vivir algo más. Pensamos que cada día es igual que el anterior, pero incluso siendo monótona nuestra vida, todos los días pasa algo. Bien nos aburrimos más, bien una llamada telefónica, bien los clásicos bombazos (más conocidos como cotilleos) que hacen que abras los ojos hasta que estos se salgan de sus órbitas y no pares de repetir una y otra vez: '¡Qué fuerte, qué fuerte, qué fuerte!'
Cada uno de estos elementos cotidianos hacen el día a día. Hacen mi día a día. Algunos elementos son más agradables que otros, algunos me hacen sentir bien. Otros me hacen darme cuenta de que he vuelto a tocar fondo, de que esta vez la cantidad de agua es demasiada como para superarla de golpe. Que es tanto el peso que tengo encima que me va a costar quitármelo y salir a flote de nuevo. Son tantas veces las que he sentido tener el agua al cuello que cada vez me he ido haciendo más insensible a estos asuntos. Tanto incluso que a día de hoy, mi mente me dice: 'Es imposible, no puede ser', y entre risas me replico yo misma: 'Has vuelto a tocar fondo de nuevo...'
Tantas son las cosas que se me acumulan encima que no aguanto el preocuparme por todo. El sentirme afectada a cierto trato, a ciertas personas, incluso tan lejanas. No no me gusta que me traten con la indiferencia con la que yo jamás las he tratado. Como si todas esas charlas amenas se reduzcan a un 'Ola, qué tal?'.
Como si las veces que he dicho esas palabras de ánimo no hubieran existido.
No solo tú sufres, los demás también. Yo también. Y no todos los malos días te atacan a tí. A mi también, y tu actitud indiferente no ayuda.
Me gustaría pasar, pero no soy capaz. Debería pasar, pero quizá soy demasiado tonta...

No me quedan más lágrimas por derramar por ahora, solo me queda expresar todo mediante risas de reproche. No me queda ni una pizca de coherencia en la cabeza. Todo me resulta extrañamente enrevesado, como vivir en un sitio donde todas las acciones van en cadena.
Lo que definitivamente no me quedan son palabras para expresar mis propias palabras.

Today...

lunes, 21 de enero de 2008

Hoy para mí no es un día normal.
Estoy irritada, irritada y harta muy harta.
Estoy incluso demasiado enfadada como para ponerme a pensar en los posibles sentimientos ocultos que tengo debajo de la piel.
No, ahora mismo no me sale absolutamente nada, ni poético, ni sentimental ni ninguna de esas cosas. Se suele decir que la música más dulce llega a amansar a las fieras; pues bien, yo creo que no. A mi no me termina de amansar ninguna canción lenta. Tampoco soy una fiera, simplemente tengo mis días. Mis buenos y mis malos.
Los buenos son buenos, simple y llanamente, sin llegar a la perfección.
O buenos simplemente podría llamar a los días en los que alguna de mis amigas me consigue arrancar alguna sonrisa de corazón, o sencillamente con una corta frase me hace darme cuenta de que no soy tan mala como yo piense (no me refiero a mala de pensamiento).
Los días malos los tengo de dos tipos: los clásicos días en los que para mí solo existen canciones lentas, lágrimas, una hoja de papel y un lápiz y mi pensamiento.
Los otros son los que surgen cuando te pinchan, y explotas. Pero porque no puedes más, porque, no es que lo que me rodea haya dado de sí la goma ( o en este caso a mi misma), no. Creo que ni siquiera tengo de eso. No. No tengo aguante; es algo que he aprendido a controlar y no hacer que dispare en el momento menos pensado. Pero cuando aprietan el gatillo inocentemente sale la bala y yo no me hago cargo.
Uno de esos días es el que me acompaña hoy, y como el que posiblemente me acompañe durante el resto de la semana. Sí. Me parece que no es una buena semana para ninguno, por lo que he podido hojear en diversos sitios de internet y esas cosas. Yo que tenía la esperanza de intentar saltarme los días de las semana como quien cruza un río plagado de cocodrilos, dando pequeños saltos sobre las rocas... Pues tampoco, parece que siempre está la puñetera persona que te empuja desde el anonimato.
El que me pase toda una tarde encerrada entre cuatro paredes, tampoco ayuda mucho la verdad.
Es lo que hay por hoy. No aguanto días como estos, simplemente no los aguanto, y me alegro un montón de tener un teclado y una pantalla ( o en su ausencia un papel y un bolígrafo) para escribir todo lo que sería demasiado para 'escupir' a una persona.

No happiness

lunes, 14 de enero de 2008

He debido de confundirme varias veces al hacer las cosas.
He debido de ser testaruda y no comprender a la primera todo lo que debía comprender.
Me he cansado de leer las clásicas historias de amor y compararlas con la realidad.
Me he dado un gran golpe cuando he descubierto de que algunas de esas historias son realmente ciertas.
Me he negado a salir a la calle para que lo que posiblemente vea, además de dañarme la vista me dañe el corazón.
Me he encerrado entre cuatro paredes y he dejado que mis esperanzas huyeran de mí, como si sintieran el mismo miedo que yo siento al ver el exterior. No quiero saber absolutamente nada que tenga que ver con la felicidad del ser humano. No creo en esas chorradas de las amplias sonrisas ni un mundo perfecto.
No existe la felicidad absoluta, nunca me han enseñado lo que es.
Nunca he notado correr por mis venas la adrenalina de semejante sentimiento. Yo soy de esas personas que prefieren ir con una máscara por la vida donde está dibujada esa sonrisa que yo no se pintar.

Aun así… Nunca me han dibujado una sonrisa de plena felicidad.

I don't know how to say..."Again"

domingo, 6 de enero de 2008

Hoy he dejado a mi mente volar durante un momento y no me ha gustado lo que he visto. He dejado que recorra rincones de mi memoria que me han dolido. He visto situaciones que se repiten constantemente, y un deseo incontrolable de superarlas al fin. Me he parado ante una puerta y he leído el cartel de Fuera de servicio. He dado por hecho que partes de mi me mente se han cansado de pensar siempre en lo mismo. Que han terminado mareadas de tanto darle vueltas a un mismo asunto, han vomitado, han enfermado y han terminado por no volver a funcionar.

Cuando mi mente ha vuelto en sí, la he prohibido volver a volar, y la he encadenado a mí. Pero la mente es muy traicionera, y un día de estos echará a volar de nuevo y me llevará a mi con ella. Veré con mis propios ojos mi dolor, las puertas que yo misma he cerrado y llegará un momento en el que no quiera ver nada más, y dejaré que mi mente me abandone y vuele ella sola.
Quizás sería lo más sensato. Dejar volar, y que esa ausencia llene mi cabeza del mismo vacío por el que mi mente vuela, para poder rehacer otra nueva.

Ahora no se si dejarme controlar por mi mente, o encadenarme al suelo para no avanzar jamás.