4:00 PM

viernes, 29 de agosto de 2008

Martes. Martes por la tarde. A las 4. Subo al autobús, pago y voy hacia la parte trasera de éste para sentarme junto a la ventanilla. Mi madre se sienta a mi lado, y descansa. Yo subo el volumen de mi iPod y apoyo mi cabeza contra el cristal.

Los paisajen pasan rápidamente. Semáforos en rojo, luego en ámbar, luego en verde, y el autobús vuelve a arrancar. Establecimientos cerrados. Gente que corre hacia la parada para no perder el bus. Gente que lleva esperando desde hace mucho más tiempo. Personas que charlan en el banco de un parque. El sol que abrasa la acera. El viento que no sopla.
Mientras tengo el oído y la vista ocupados, también me da por ocupar la cabeza. Por pensar como lo hago otras muchas veces.

¿Y si hay alguien exáctamente igual que yo en otro sitio? El mundo es tan grande, que puede haber a lo mejor 3 personas igual que yo. Otras personas que en ese mismo momento estén también en un autobús, escuchando música, más concretamente la misma canción, en el mismo compás. ¿Y sería demasiada casualidad que sintieran los mismo que yo en ese momento?

Censored

viernes, 1 de agosto de 2008

Es eso lo que añoro y echo de menos, lo que nunca he tenido.