See you very soon

jueves, 17 de julio de 2008

El olvido me derrite el cerebro y el recuerdo me congela.Cada día me añaden otro peso a la espalda y cada vez se me hace más difícil deshacerme de él.No quiero mirar a mi alrededor y encontrarme con la misma calle desierta de siempre, no quiero caminar entre la multitud y chocarme con personas invisibles.Ni que me atropelle la velocidad que lleva la vida.Quiero pisar el freno y parar, pero mi pie se hunde en el suelo y no responde.

I'm... back?

sábado, 12 de julio de 2008

A veces lo único que la apetece es colocarse los cascos y sentir como el ruido de las guitarras eléctricas la perforan los tímpanos; cómo los golpes de la batería retumban en su corazón.

Entonces mira al frente, mientras se acomoda en aquel banco de una de las calles más llena de la ciudad y ve a la gente pasar. Algunas van con prisas porque pierden el autobús, otras van al compás de la música, otras caminan alegres hablando con alguien que se encuentra al otro lado de la línea de teléfono o con la amiga que la acompaña al lado, otras pasean risueñas de la mano de su pareja, a la que miran embobadxs. Y es cuando se da cuenta que todo parece una película, en la que ella no ha conseguido ningún papel. Todos actúan acorde con su papel, ella solo mira detrás de la vitrina.

Luego, cuando el azul claro del cielo se tiñe de un tono más negro, y la vida de las calle va desvaneciendo, se levanta del banco y deambula por las calles, aun con la música en alto volumen aporreándola los oídos, intentando evadirse aún más de todo.

Y mientras camina por una de esas calles abandonada tanto de día como de noche, es cuando empieza a pensar. ¿Y si hubiera conseguido el papel en la película? Ella podría haber sido una de esas personas que caminan apresuradas a todas partes, con un móvil en la oreja o con mil y una bolsas en la mano esperando a que sumen más. Podría haber sido esa chica que cuenta entre risas lo mejor del día a su amiga. También podría haber sido esa chica que agarra la mano fuertemente de su acompañante, al que mira con admiración y sonriente…
Pero cómo iba a tener un papel en esa película si ni siquiera se presentó al casting, no hizo ningún esfuerzo.

Con este último pensamiento suele seguir caminando entre la penumbra, mete las manos en sus bolsillos y alza los hombros protegiéndose del ambiente. En su cara se dibuja entonces una mueca de dolor, y recorre las calles dejando caer agua salada.