Yo, yo misma y mi reflejo

Ayer me asomé a la ventana y contemplé el paisaje...
Desde ella no hay mucho que ver la verdad, una simple calle, con una simple tienda y un simple garaje, pero por poco que tenga esto ya da vida a la ciudad.
Durante el tiempo que estuve mirando a través de ella ví y no ví.
Ví todo lo que pasa durante todo el día.
Las personas que solo viven por y para el negocio y atraviesan la calle corriendo y con el movil pegado a la oreja.
Ví a adolescentes correr y mirando el reloj, y apretando el paso porque llegaban tarde.
Vi a personas pasar casi sin vida.
Ví mujeres que recogían a sus hijos del colegio, mientras los pequeños les contaban y se reían de lo bien que se lo habían pasado durante la jornada.
Ví a ancianos pasar lentamente, poniendo en orden las mil cosas que ocupan su cabeza, o por el contrario buscando algo que colocar en ella.

Cuando terminé de ver tras la ventana, de camino a la habitación en la que paso la mayoría del día me encontré con un espejo. Y entonces ví mi reflejo.
Me sorprendió, no por nada en especial. Simplemente me hizo recapacitar en que yo, en ese momento no me parecía en absoluto a la gente que acababa de ver por la ventana.
Al menos ellos tenían algo que hacer: iban con prisas, venían, reían, se lamentaban...
La chica del espejo simplemente...respiraba.
Me devolvía la mirada con ojos que expresaban de todo menos alegría; doloridos incluso...
En ellos se veía la angustia que estaba pasando...
Y también se veía el deseo de que aquello terminara. Y seguramente terminaría. Simplemente habría que darle tiempo al tiempo; y lo más importante: pasar página.

Éntonces decidí que mañana saldría a la calle para pasar...
...Y que alguien me viera tras la ventana haciendo mi vida.